2 de Abril, Día Mundial por la concienciación del Autismo
En la actualidad, afortunadamente, existe una mayor concienciación y estudio sobre esta condición, por lo que, desde hace años, el autismo deja de ser una etiqueta inamovible y comienzan a reconocerse distintos grados y tipologías que ahora consideramos dentro de lo que se denomina espectro autista.
Como define la Confederación de Autismo de España, el TEA es un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en dos áreas principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta.
Tras un largo periodo observando la evolución de nuestro niños, sigue siendo una compleja tarea conceptualizar y diagnosticar los casos TEA.
Dentro de este “espectro” hay diferentes rangos de afectación en cuanto a déficits en el desarrollo, dificultades de socialización, alteración de la imaginación y de la conducta; así como el retraso de la comunicación y del lenguaje, en el que los logopedas tienen un papel importante que desempeñar.
En este arcoíris diverso, encontramos el Síndrome de Asperger, Trastorno Generalizado de Desarrollo y Síndrome de Rett como alteraciones dentro del “espectro autista”.
El Trastorno Generalizado del Desarrollo
Síndrome de Rett
Síndrome de Ásperger
Trastorno Desintegrativo Infantil
Un denominador común: el lenguaje
Como logopedas podemos afirmar que no todos los niños están afectados de igual manera ni todos los retrasos del lenguaje padecen la misma gravedad. Nuestro papel con estas niñas y niños va a ser el de facilitador. Tanto para acceder tanto a la estructura del lenguaje así como también para rehabilitar los aspectos neuronales que estén afectados; expresivos y comprensivos.
Deberemos trabajar en el campo de las funciones orofaciales para ayudar en la deglución en aquellos casos que sea conveniente y en la coordinación de movimiento respiratorio para la consecución fonatoria.
Existen muchas corrientes de trabajo del lenguaje estructurado mediante herramientas visuales, como los conocidos pictogramas y/o lenguaje gestual. Si bien es cierto que un importante papel del logopeda consiste en establecer sistemas de comunicación alternativos o aumentativos para que puedan expresarse, no debemos renunciar a fomentar el lenguaje oral en aquellos casos que sea posible.
En este sentido, es de gran importancia acompañarles y brindarles herramientas para expresar y comprender las interacciones y comunicaciones con los demás; expresiones faciales, tonos de voz, inflexiones de voz, vocalizaciones, uso de palabras regladas, producción de vocabulario y posteriormente la estructuración sintáctica siempre que sea necesario.
Por ello un niño TEA tiene que ir al logopeda lo antes posible. Está demostrado que una intervención temprana conlleva mayor éxito debido a la plasticidad cerebral en sus primeros meses de vida.
Pero y… ¿a qué síntomas deben debo atender?
En los primeros meses
- No te mira a la cara
- No sigue con la cabeza la fuente sonora
- Sin intención comunicativa con muecas, sonrisa, movimiento corporal.
... más adelante, entre los 18 y 36 meses
- No tiene intención imitativa.
- No presenta juego simbólico
- Ausencia de emociones compartidas
- Ausencia de juego con los demás.
- Ausencia de miradas con otros iguales o mayores.
- No responden a llamadas por su nombre y si a ruidos del entorno
- Cuando se cae no llora ni busca consuelo.
- Tiene reacciones desproporcionadas a ruidos, olores, personas, texturas …
- No hay ninguna palabra con intención comunicativa.
- Sensaciones de que el niño/a nos ignore..
- No tiene intención de estar acompañado o de buscar contacto con otros.
- No tiene contacto ocular y parece como si te atravesase con la mirada.
- No señala con el dedo para hacer peticiones.
- No dice adiós ni buenos días, el hola no lo comprende.
... en la Escuela
- No juega con los demás ni tiene intención de buscar al otro.
- Su juego es siempre el mismo, repite el patrón ( apilar, deslizar, golpear) siempre igual.
- Ausencia del lenguaje o este es repetitivo y sin significado con tono inapropiado.
- No existe imitación de sonidos ni de gestos.
- Ausencia de miradas con otros iguales o mayores.
- Obsesión por objetos y apegos constantes a situaciones o cosas.
- Tiene muchas rabietas sin motivo aparente.
Una vez que se detecten los primero síntomas es el momento de iniciar un acompañamiento con especialistas. En este camino, no solo los pequeños requieren de una ayuda especializada. Las familias necesitan herramientas que les permitan seguir fomentando esas prácticas rehabilitadoras, estrategias de mejora, de reforzamiento y de progresión.
Y tú ¿qué experiencias has tenido en estos casos? ¿qué estrategias te han servido?
¡Cuéntanoslo en los comentarios!